201706.08
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La salida al endeudamiento: La Segunda Oportunidad

Con la crisis se han multiplicado los casos de familias y autónomos que se han endeudado hasta límites inasumibles. Tarjetas de crédito, préstamos al consumo e hipotecas sobre viviendas que ya no valen lo que se pagó por ellas, han ahogado la economía de muchas personas que a duras penas pueden pagar las cuotas mensuales y que incluso sufren embargos judiciales.

Ley de la Segunda Oportunidad

Sin embargo esta situación tiene SALIDA. El Real Decreto Ley 1/2015, conocido como la “Ley de la Segunda Oportunidad” creó un procedimiento que ofrece una solución definitiva a este amplio grupo de familias. El nombre de la Ley define claramente el objetivo de la misma: se trata de que las personas, las familias, que se encuentran en esta situación liquiden todas sus deudas, pongan “el contador a cero” y vuelvan a empezar sin deber nada a nadie.

Puede parecer una situación ideal y cualquier lector puede pensar que algún truco debe haber, sin embargo, no es así, ya que la Ley exige unos requisitos que nada tienen que ver en cómo y de qué manera una persona llegó a esa situación, sino que lo que se requiere es seguir un procedimiento tan estricto como claro. La base es simple: tienes que proponer a tus acreedores una forma de pago que puedas asumir con tus ingresos y en la que se incluye el perdón de una parte importante de la deuda y un tiempo (años) para pagar, si lo aceptan, pues todo solucionado; si no lo aceptan pues en cierto modo, peor para ellos, ya que vendes lo mucho, poco o nada que tienes, das ese dinero a tus acreedores, y pides al Juez que te perdone TODO lo que no hayas podido pagar, y si has seguido el procedimiento que dice la Ley el Juez debe liberarte de TODAS las deudas que no has podido pagar.
Sencillo, ¿verdad?, sí lo es. Claro está que la clave es seguir estrictamente el procedimiento legal, en hacerlo bien, en no equivocarte en los pasos, para ello debes estar guiado por un profesional que sepa cómo moverse y en no cometer errores, pero, sin duda, merece la pena.

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