Me apasioné por la profesión, atendiendo con entusiasmo a personas de diferentes estratos sociales. A lo largo de los años, más de diecisiete abogados se sumaron al despacho, compartiendo el espíritu que me hacía feliz en esta noble profesión. Destacan nombres como Juan Luis Cabal, José Vicente Gardón, Juan Rico, Félix Camporro y mi sobrino Armando Orejas.

Durante mi carrera, enfrenté la liquidación de empresas destacadas en el sector de la construcción en Oviedo, lo que supuso desafíos significativos. Con el tiempo, comprendí la necesidad de ampliar mi oferta profesional y pasamos de tres a cinco abogados, abordando áreas como civil, mercantil, penal, eclesiástico y fiscal. Participamos en diversas jurisdicciones, desde lo civil hasta lo penal.

En 1990, mi hija María José se unió al despacho, seguida por mi hijo Pablo en 1991, a quienes transmití mi forma de trabajar y experiencia. Ellos, junto con un equipo de tres profesionales más, Ana Álvarez, Saúl y Ana Fernández, continúan con la laboral del despacho. Destaco la contribución esencial de María, quien fue secretaria y pieza clave en el funcionamiento del despacho.

Actualmente, el despacho tiene presencia en diversas jurisdicciones y ofrece mediación como alternativa para resolver conflictos, respaldada por la formación recibida y la Ley de Mediación Civil y Mercantil. Nos enorgullece ser profesionales comprometidos con la defensa de los derechos e intereses de nuestros clientes, brindando un servicio de calidad.